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miércoles, 28 de mayo de 2014

El triunfo de La Primera

Por Jesús Navajas Navajas

Una vez que se han calmado las aguas y los sentimientos discurren con sosiego, en el remanso de la rutina, de la labor diaria, constante y pertinaz, ésa que no se ve y que tanta importancia tiene para que podamos realizar la estación de penitencia con el mayor esplendor, me atrevo a  felicitar a todos mis hermanos por el éxito de las elecciones celebradas para designar a la nueva Junta de Gobierno de la Venerable Cofradía y Hermandad de la Santa Vera Cruz.

De nuevo hemos demostrado, hermanos cruceros, que somos LA PRIMERA. Y que perdonen  las nuevas hermandades de Castro del Río el anacronismo histórico que supone la antigua nomenclatura en el argot cofrade castreño. Desde aquí les envío mi reconocimiento, respeto y apoyo porque su incorporación ha contribuido al esplendor de nuestra Semana Santa.

Confieso mi ignorancia en cuanto a los antecedentes históricos del resto de cofradías, no obstante creo que lo ha impedido su encorsetado número clausus, que hasta hace escasos años era casi “cuestión de honor”. En cambio, en el ámbito de la nuestra, no me equivoco al señalar que la participación en este Cabildo de Elecciones ha supuesto un éxito rotundo al contar con la mayor participación en toda nuestra longeva historia, CIENTO TREINTA Y OCHO hermanos del turno de mayores. AHÍ QUEDA LA CIFRA.

Mi felicitación a nuestro consiliario, Don Ignacio Sierra Quirós, que nos exhortó al finalizar la Misa de Regla a participar de forma activa para demostrar que la Hermandad estaba viva y nosotros, siguiendo el consejo de nuestro Pastor, nos acercamos de forma masiva a elegir entre las candidaturas presentadas, comprobándose  cómo el rebaño seguía profusamente su incitación. Don Ignacio, mi más sincera enhorabuena.

Mi felicitación a la Junta Electoral -¿se llama así?- y a las candidaturas presentadas, por la agilidad con la que se realizó el cabildo y la rapidez en la proclamación de los resultados, dada la magnitud del acontecimiento; creo que todos coadyuvaron a tal fin.

Pero al margen del resultado, que resulta anecdótico en el longevo devenir histórico de la DECANA de las hermandades castreñas, siento el mayor orgullo en felicitarme y felicitar a toda nuestra franciscana Hermandad como conjunción de una FE en Cristo crucificado, común a todos y cada uno de nosotros.

Nuestra humilde casa se quedó pequeña para acoger tan sólo a los hermanos del turno de mayores que con una desbordante alegría acudieron a votar. Si en la misma proporción se nos hubiese convocado junto con los hermanos de luz y los componentes de las distintas agrupaciones, musical, de romanos y costaleros, creo que hubiésemos llenado las calles desde nuestra pequeña casa hasta la Plaza de la Iglesia; y es que, hermanos,… ¡NO SE CABÍA! Caras alegres, otras tensas, generalmente expectantes, tertulias de temas intrascendentes, charlas inocuas originadas por reencuentros inesperados, hermandad por los cuatro costados.

Desde El Puerto de Santa María a Madrid, pasando por Sevilla y la Costa del Sol (perdonad si me olvido de algún hermano que se haya desplazado desde mayor distancia), desde todos los barrios de Córdoba, de Poniente a Levante, y casi todos los residentes en Castro, desbordamos todas las previsiones para demostrar a todos, y  en especial a nosotros mismos, que somos LA PRIMERA.


Allí nos congregamos desde jóvenes, recién estrenada su mayoría de edad, hasta algún que otro que lleva disfrutando desde hace años de su condición de jubilado; los que nos inclinamos por la devoción al “CRISTO”, al “HUERTO”, al “PRESO”, a la “VIRGEN” o a la VERA CRUZ que guía a nuestros Titulares; los que su participación la alinean con la música, con el costal, con la penitencia, con la luz que alumbra el recorrido de nuestros pasos, con la escolta romana… CASI TODOS acudimos aparcando nuestro descanso semanal a la convocatoria y con nuestra asistencia puntual y altruista colaboramos a que el cabildo fuese un rotundo éxito.

La VERDADERA CRUZ con sus amplios brazos nos convocó, nos recibió y nos cobijó, y de esta forma manifestamos que con independencia de que coyunturales circunstancias laborales, personales y físicas, nos impidan a algunos la colaboración en el rutinario día a día, a otros, la ausencia en la preparación de los desfiles y de sus cientos de detalles, o la asistencia a los cultos,  o incluso a cualquiera de los DOS desfiles procesionales, el pasado 17 de mayo demostramos el profundo interés en participar activamente en la Hermandad, que ésta nos preocupa y nos conmueve y que el devenir de su gestión no nos resulta indiferente. Y frente a otras cofradías y momentos históricos en que se tiene o se ha tenido que recurrir casi a la cooptación para integrar a los componentes de la junta de gobierno, nuestra Hermandad es diferente, y en eso estriba el éxito de LA PRIMERA.


Desde mi condición de simple hermano, que no ha ostentado nunca responsabilidad de gobierno de ningún tipo, siento el deber de expresar mi agradecimiento en estas líneas, especialmente dirigidas a cada uno de los que se postularon a integrarse en las candidaturas, afrontando con valentía la ingente tarea de realizar la gestión ordinaria y preparar la salida de más mil personas a la calle; también a los que con su característica lealtad a quien le había tendido la mano y promovido sus pasos en la andadura cofrade apoyaban a los distintos candidatos y en general a todos los que, respondiendo a la convocatoria, acudíamos conscientes de que con nuestra multitudinaria asistencia contribuiríamos a un acontecimiento sin parangón en los anales cofrades de nuestro pueblo, a engrandecer nuestra Hermandad en una tarde en la que se prolongaba el espíritu crucero más allá del Jueves Santo y en la que nuevamente demostramos que somos LA PRIMERA.

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