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martes, 21 de agosto de 2012

Más madera

Tal como quedó anunciado en días anteriores, continuamos publicando hoy algunos balances económicos de nuestra Hermandad correspondientes a los primeros años de la década de los cincuenta del pasado siglo, en concreto los de 1951, 1952 y 1953. 

Y es que si curiosos resultaban los precedentes - con, por ejemplo, una subida en la pecha anual del 100 %-, éstos lo son mucho más. Principalmente porque en vez de reflejar ingresos y gastos totalizados, a partir de 1951, como podéis apreciar, la relación se vuelve mucho más pormenorizada, lo cual nos permite conocer en qué se gastaba exactamente cada una de las pesetas con sus correspondientes céntimos que, por los más diversos métodos, eran conseguidas.

Curioso también otro aspecto, el referente -en el apartado de ingresos- a las formas de generar recursos. Si es que, como se dice por ahí, en este mundo, desde hace bastante tiempo, todo, todo, todo está inventado, así que una de las universales máximas cofrades de todas las épocas es que aquí no se puede escapar ni el gato; muchos menos, un poner, el señor Registrador de la Propiedad que, con seguridad de forma voluntaria, contribuyó completamente entusiasmado a la causa. ¡Pardiez, qué buenos maestros "sablistas" nos ha dado la historia! No hay que ser muy listo para comprobar de qué fuentes han bebido algunos.

Destacar también que los documentos reflejan el inicio del, podríamos llamarlo así, primer gran proyecto acometido por nuestra Hermandad en época contemporánea, como es la construcción de unas nuevas andas -así se denominaban en estos tiempos- para la Santísima Virgen de los Dolores. Si observáis, se puede claramente comprender el motivo por el cual el Turno de Mayores de las Hermandades y Cofradías de nuestro pueblo era algo totalmente inaccesible para una gran parte de la población. Una simple mirada a los números nos aporta razones y argumentos más que convincentes.

En fin, por ahora y por mi parte, poco más. Os dejo con las cuentas para que las analicéis con tranquilidad. Y es que, aparentemente, son sólo unas pocas líneas escritas en un viejo libro. En realidad, a poco que reparemos, encierran un montón de claves para entender la evolución de nuestra Institución y de la Semana Santa de Castro no sólo durante aquellos años, sino también en muchos de los inmediatamente posteriores.









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