.

.

martes, 22 de mayo de 2012

¡¡Cómo hemos cambiado!!

Un inexplicable desaguisado informático me ha traído de cabeza en los últimos días. Menos mal que he podido recuperar casi todos los materiales que los traviesos duendes que operan con el sistema binario habían vuelto invisibles. Je, je, no conocían a Michelna.

Así pues, casi vuelto el orden y el concierto, y como no hay mal que por bien no venga, el asunto me ha obligado a repasar y ordenar todas y cada una de las carpetas en los distintos sitios donde guardo información. El resultado es un feliz reencuentro con un montón de fotos de varias Semanas Santas que ni me acordaba que existían. Son obra de la cámara de la reportera gráfica oficial de la familia Millán Millán. Una de las susodichas carpetas contiene bastantes imágenes de la Semana Santa de 2006. Al volverlas a ver, he recordado que fue tras esa Semana Santa cuando comenzó la fase más creadora y productiva de todas cuantas ha conocido la historia reciente de nuestra Hermandad.

Y es que haciendo un pequeño ejercicio de memoria, recordaréis que, una vez resueltas las sucesivas adaptaciones de nuestros pasos para ser llevados a costal, emprendimos la construcción del grupo escultórico que acompaña a Nuestro Padre Jesús Preso. En ese año de 2006 ya teníamos tres figuras realizadas, tal como se puede apreciar por las fotos. El soldado romano, Barrabás y Poncio Pilatos, quedando pendiente para el año 2007 la del Centurión.

A pesar de ello, no se agotaban las ganas de seguir haciendo más cosas. Había tantos deseos y proyectos, y también tantas carencias, que era casi imposible programarlos atendiendo a un simple principio de necesariedad. El sueño de uno de nuestros más insignes hermanos, viejo devoto mariano, se presumía inalcanzable. Tanto era así que, cada vez que tenía ocasión, lamentaba públicamente el infortunio que le perseguía, el que lo llevaba a asegurar con inconsolable tristeza que, a este paso, no vería nunca realizada  una candelería digna para Nuestra Excelsa Madre Crucera, María Santísima de los Dolores.

Juanito Navajas, por entonces estudiante de Farmacia y participante asíduo de diversos foros cofrades, se entera de la venta de una de segunda mano que ofertaba la Hermandad de San Basilio, Pasión creo que se llama. Una tarde de mayo, el propio Juanito, su padre don Curro, nuestro Albacea Mayor y quien esto escribe, concretamos una cita y visitamos las instalaciones de dicha Hermandad, donde pudimos comprobar el estado de una candelería de caña salomónica y, como vulgarmente se dice, con más bollos y más desconchones que el plato un loco. No recuerdo ahora si llegamos a preguntar cuánto querían por ella. Lo que sí tengo frescas son las cábalas y elucubraciones de nuestro Albacea tomando un refresquito frente a las Caballerizas Reales. Números y más números, posibilidades, pros y contras, Alfonso Luque de orfebre reparador...

El ansía viva nos recomía ya por dentro, así que otro día encaminamos nuestros pasos a Lucena, al taller de uno de los Angulo. Números gordos, finos con un diseño, pero menos de esta cantidad, difícil. Vamos, con lo que queréis gastar ni para una palmatoria... Qué disparate, ni en treinta años trabajando. Amargura se llamaba la marcha. Desánimo total. La candelería tendría que esperar a otra generación cofrade.

Otro de nuestros hermanos, Juan Porcel, López, decía poseer un pequeño folleto propagandístico que, si no recuerdo mal, le había facilitado un compañero de trabajo. Era de un taller de orfebería de un pueblo de Ciudad Real. Vamos, lo que se podrá hacer en un taller de los campos de Calatrava, pensábamos con insolente y andaluza suficiencia cofrade. Curro Navajas, insiste una y otra vez en hacer los cerca de trescientos kilómetros de ida, con sus cerca de trescientos de vuelta, que hay entre nuestro pueblo y Torralba de Calatrava. Total, si no perdíamos nada. Fue un sábado en el que Castro estaba de romería. Entramos y vimos la magnífica exposición. Nos enseñaron los talleres. Nos sentamos con Ramón Orovio. Nos mostró sus amplios catálogos. Preguntamos por los precios, por las formas de pago, por los plazos de entrega... Nos volvimos, literalmente, locos... de alegría y de gozo.

Durante la comida y el camino de vuelta, mientras mirábamos una y otra vez los bocetos que más nos habían gustado, pensábamos al mismo tiempo en mil y una fórmulas de financiación. Como siempre, las cuentas del Gran Capitán. Se presentó el proyecto al  Cabildo. Se aprobó. Se ejecutó. Se cumplieron todos y cada uno de los plazos. Se atendieron todos y cada uno de los pagos. Todavía cuesta creerlo.

El resto de la historia es conocida. Entre esa primavera del año 2006 y la de 2010, hemos conseguido, gracias al esfuerzo, la dedicación y la entrega de muchos cruceros, construir y renovar gran parte de nuestro patrimonio procesional y cofrade. Si no me créeis, no tenéis más que comparar las siguientes fotos con algunas más recientes para apreciar las más que visibles diferencias. Si es que ya lo decían Presuntos Implicados:

-¡Ahhhhh, cómo hemos cambiado... qué lejos ha quedado...!

P.S. El hermano de la tristeza melancólica e inconsolable anda ahora diciendo que seguro que él no ve el palio bordado. Ni caso, oiga, que luego nos echa a nosotros la culpa de meternos en todos los charcos.




















No hay comentarios:

Publicar un comentario