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viernes, 14 de octubre de 2011

El primer paso hacia un tiempo nuevo

Una de las entradas más visitadas de este crucero espacio es la que, en este mes de Julio pasado, publicamos con el título "Trozos del pasado". Si recordáis, en ella dábamos cuenta de dos patentes antiguas de admisión de hermanos y unas curiosas cuartillas donde se reflejaban los gastos de una comida de hermandad celebrada en la primavera de 1971 en la huerta de Don Andrés J. Criado, ilustre médico castreño que en su tiempo fue hermano de nuestra Cofradía, al igual que su hijo y alguno de sus nietos.

Como dijimos, nada tendrían de especial esas cuartillas manuscritas si no fuera porque en ellas se recogen los gastos de una “Taleguilla” en la que se nombró una nueva Junta de Gobierno, la cual, con imaginación y mucho esfuerzo, consiguió introducir a nuestra Hermandad en el período más fructífero y expansivo, en todos los órdenes, que haya conocido nunca nuestra centenaria Institución.

Hemos publicado también en otra entrada que la primera empresa que acomete aquella Junta de Gobierno fue el traspaso de un bordado para la túnica procesional de Nuestro Padre Jesús en la Oración del Huerto, encargo que realizan en 1972 y que sufragan con el beneficio obtenido por la venta de participaciones de Lotería de Navidad.

Es al año siguiente, en 1973, cuando deciden embarcarse en un proyecto de mucho mayor calado: la construcción de un nuevo paso para Nuestra Titular, la Santa y Vera Cruz. Como ejecutor del mismo eligen al tallista y dorador castreño Don Rafael López-Toribio Luque, quien presenta a la Hermandad el siguiente boceto:
  

Su presupuesto inicial ascendía a la cantidad de 250.000 ptas. las cuales quedaron reducidas a 220.000 ptas. ya que, por razones presupuestarias, se acordó no ejecutar la peana ni los jarrones diseñados. El desglose final del importe quedó de la siguiente manera:

- Mano de obra de carpintería, talla y dorado 140.000 ptas.
- Pan de oro alemán 80.000 ptas.

Como ampliación de estas cifras, en el acuerdo final se incluyó que la madera necesaria para construir la estructura sobre la que se fijarían las nuevas canastillas, la mesa y el calvario, la tendría que aportar la Hermandad. Siguiendo la más antigua tradición, ésa que hace de la reutilización de los más distintos materiales una de nuestras más definitorias señas de identidad, una gran mayoría de la necesaria -sólo la de la estructura de las canastillas fue nueva- se obtuvo de las vigas de la antigua posada existente en la Cuesta de los Mesones que, por aquellas fechas, estaba siendo demolida con el objeto de construir en su solar un nuevo edificio que en principio sólo sirvió como Mercado de Abastos y que en la actualidad, además, alberga otras dependencias municipales. Ya veis, algunos creen que han inventado ahora el desarrollo sostenible y el reciclaje selectivo. Corría el año de Nuestro Señor Jesucristo de 1973 cuando nuestros ancestros cofrades, habiendo superado mucho antes con nota la definición teórica de estos conceptos, los ponían en práctica para admiración de propios y extraños.

Obtenida de tan curiosa forma gran parte de la madera, ésta fue domeñada por el carpintero Don Dionisio Porcuna, con la ayuda de Don Rafael López-Toribio, en la planta alta del edificio del Pósito, donde tenía el Ayuntamiento un pequeño taller, lugar en el que se contruyó por estos señores una mesa en cuatro piezas independientes que se atornillaban entre sí. Por lo que respecta a la carpintería metálica, decir que la misma estuvo a cargo de Don José Pineda Fernández, ascendiendo su coste a 1.250 ptas.

Para el sistema de subida y bajada de la Santa Vera Cruz, acción ineludible para salir y entrar del Templo con el paso, se diseñó un cilindro de madera al que se acopló un usillo de una antigua cosechadora, en la actualidad aún en uso, adquirido en la chatarrería de Don Juan Pinillos Alba. Exclámese este exitoso hito en el campo del desarrollo sostenido y sostenible y elévese a la cima de la perfección admirativa. Y es que no existe más logrado maridaje que el anteriormente descrito, ya que, con escrupuloso respeto al  medio ambiente, se había conseguido encontrar una ocurrente y útil solución mecánica -digna de cualquier prestigioso ingeniero- que unía satisfactoriamente la demanda cofrade con la más vanguardista tecnología de la época.

El resultado final de todo ello lo podéis comprobar en las siguientes imágenes tomadas en aquella Semana Santa de 1974 porque, aunque cueste creerlo, el paso de la Vera Cruz, cuya canastilla hoy cuelga en las paredes de nuestra Casa Hermandad, fue nuevo y resplandecía como tal. Mucho más lo hizo durante años el orgullo de aquellos entusiastas cruceros que habían conseguido, en unos pocos meses, los que van de junio de 1973 a marzo de 1974, convertir en realidad la primera de sus perseguidas utopías, venciendo, a la vez, la desidia y la indolencia y avivando la autoestima y la ilusión en una Hermandad que llevaba demasiado tiempo deambulando sin esperanza, sin ofrecer nada que pudiera convencer a sus cofrades para que siguieran luchando por cumplir con la más importante e inexcusable misión que tal condición lleva aparejada: conservar y mantener todo lo heredado e intentar transmitirlo a generaciones venideras, siempre, a ser posible, más y mejor.



De izq. a der: Juan Vicente Porcel Pinillos, José Gómez Millán,
Rafael López-Toribio Luque, José Portillo Merino y José Carlos Navajas Fuentes.

De cómo consiguieron sus, en principio, poco menos que inalcanzables objetivos hablaremos en futuras entradas, con pelos y señales, con números y documentos, de préstamos, de rifas “timo”, de llaveros y anillos, de cartones de tabaco, de sorteos que no tocan y de otros que no tenían que haber tocado… Será, pues, el próximo día cuando seguiremos desempolvando muchos más episodios de nuestra intrahistoria, cuando seguiremos hablando de las cosas que nos gustan, las que realmente nos deben importar, de las que siempre debemos conocer, las de nuestra Venerable Cofradía y Hermandad. Hasta entonces.

2 comentarios:

  1. Posiblemente el proyecto resultaría en esos años. Quijotesco.
    Con ese presupuesto podía comprase cualquiera un R-5 más un 127; ¡dos coches de la época por ese dinero! (el R5 salía por 120-125.000 Pts.).
    Y, si no tenia que ver con ninguna locura, si con el autor de éstas.
    Me agrada muchísimo enterarme de dicha noticia (reciclaje de vigas), y que del lugar donde se hospedaba Miguel de Cervantes a su paso por este pueblo quede algún recuerdo, ya que, la placa de mármol que había en la fachada de dicho mesón y conmemoraba la estancia de tan insigne escritor esta desaparecida o peor aun destruida.

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  2. Barbarie, barbarie, Don Diego Luis.

    Si es que ya reza el viejo dicho, . . . Córdoba ciudad bravía: que tiene dos mil tabernas: y una sola librería.

    En fin, Serafín, eso es lo que nos toca, y si no, ya se sabe . . . ajo, agua y resina

    Saludos cordiales a todos.

    Paz y amor.

    P.D.
    He podido asistir virtualmente, o vulgo por internet, a la presentación de la A, M. Santa Vera Cruz, y es como decían en la zarzuela, "Hoy los tiempos adelantan que es una barbaridad."

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